Continuando la anterior publicación: Tesla y el origen de los drones, en la entrega de hoy avanzamos unos años para hablaros de cómo el control a distancia de los drones además del radiocontrol incorporó también el WiFi y cómo hoy en día conviven ambos modelos.
Tras las primeras invenciones de Nikola Tesla y Leonardo Torres Quevedo y la aparición durante la I Guerra Mundial de aviones y bombas controladas a distancia, el desarrollo de los drones tomó una vertiente militar que llegó a su cénit en la II Guerra Mundial con la aparición de misiles dirigidos como el FX-1400, creado por el ejército nazi y que se utilizó de manera generalizada.
Una vez terminada la guerra, el desarrollo de los drones militares siguió su curso, pero, al mismo tiempo, la miniaturización de la tecnología y la mejora de los materiales plásticos hizo que surgiera una generación de aparatos dedicados al ocio y que hicieron furor a finales de los años 50: los aviones de radiocontrol.
Estos aviones en miniatura podían hacerse volar en espacios cubiertos, pero también en el exterior, cubriendo grandes distancias a gran velocidad. De los primeros modelos más aparatosos se pasó a vender incluso aparatos por piezas para construirse en casa. El aeromodelismo había nacido.
Podríamos decir que hablamos de una generación base para la creación y explotación de los drones tal y como los conocemos ahora, pero hay que tener en cuenta que sigue siendo una afición con una gran comunidad y se siguen mejorando este tipo de aviones.
El aeromodelismo: una generación base para la creación y explotación de los drones tal y como los conocemos ahora.
Por otro lado, los militares fueron perfeccionando los drones de ataque. A principios del siglo XXI se utilizaron ya no solo en misiones de reconocimiento, sino también para bombardear posiciones enemigas. El uso de tecnología satelital y de GPS ha convertido a los drones en una de las armas más importantes de la actualidad.
En el lado civil, los drones siguieron su desarrollo. La forma actual más conocida, los cuadricópteros, empezaron a hacerse familiares. Pero, sin duda, la aparición en 2010 del Parrot AR Drone significó un antes y un después en la popularización de los drones en el ámbito del ocio. ¿La razón? Que podía ser controlado mediante WiFi por un teléfono o tableta, sin necesidad de un mando adicional.
En la actualidad, ambos modelos, mediante radiocontrol y WiFi, conviven de acuerdo con las necesidades de cada piloto, y también respectivamente entre uso profesional y recreativo. Además, el desarrollo tecnológico ha permitido implantar funciones inteligentes en los drones, que ahora son capaces de despegar y aterrizar por sí solos, así como de volver a la base si pierden la conexión, estabilizarse en el aire o realizar seguimientos a través de la cámara.
Por Alfredo Álamo.
Escritor y apasionado de las buenas historias.